viernes, 13 de enero de 2006

Javier Colis y Las Malas Lenguas (Live at Liérganes)

Cuídalo o rómpelo.
(De Tuyo es, mío no)

Después de Vamos A Morir, Demonios Tus Ojos, Mil Dolores Pequeños y su anterior disco en solitario -Luna de Agosto-, Javier Colis emprende una nueva etapa con Las Malas Lenguas. Una banda en la que está presente esa inquietud experimental de un compositor, guitarrista y cantante que forma parte esencial del rock de vanguardia en nuestro país.
Las Malas Lenguas son el guitarrista Julen Palacios, el teclista Saúl Cortés (ambos miembros del grupo de art punk La Familia Atávica), el bajista Germán Sánchez (actualmente al frente del proyecto de música electrónica Diadiez), además de la colaboración especial de Jorge Fuertes (Doss, De la Rosa) y la thereminista Marina Radis (IPD, Manta Ray, Birabent).
Más en su página web.

Las Malas Lenguas están sacando a pasear Lo eterno es lo que más dura, y ayer volvieron a hacer de las suyas. Siempre cosechan excelentes críticas, y aunque probablemente sea lo justo, admitamos que es también aburrido. De modo que ha llegado el momento, sí, amigos, de ponerles algunos peros.
Por ejemplo: su música es decididamente experimental y atrevida, pero su disfrute está al alcance de cualquiera con oídos hospitalarios. Es inquietante y siniestra, pero a la vez juguetona y cordial. Amarga y encabronada pero también jovial y balsámica. Capaz de recorrer paisajes musicales delicadamente tiernos, pero en cualquier momento asaltados por un acorde tenso como el tirachinas de un gamberrete hasta su estallido de final de barril de cerveza.
Es como esas masas de dos componentes que lo arreglan todo, incluídos ciertos estados carenciales. Por supuesto, no consulte antes ni a su médico ni a su farmacéutico.
Vamos, que siempre da gusto oíros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena a una voz que de las que se echa en falta en este país (o nación o lo que sea) y a un sonido capaz de encandilar a cualquier auditorio.

Sin embargo, como Javier y las Malas Lenguas deberían saber, os pongo un pero: con dos cojones y un palito, distribuid gratuitamente vuestra música completa de forma grautita -yo ya tengo el disco original- y ganaos al público como sabéis hacer, con unos directos de los que merecen la pena escuchar. No hay comparación entre el directo y el estudio. El resto tiene que llegar a partir de eso.

Y el auditorio reclama espacios pequeños, intimistas, aunque en principio pueda ir en contra de la difusión de su (vuestra) música. Creo que merece la pena.

Sé que cuesta, pero creo que es el camino.

raúl solera dijo...

Estoy con Mastegas, sin duda la distribución libre puede ser el camino para dar a conocer la buena música que hacen.

Gskinner dijo...

En el caso de muchos grupos (que generalmente han sido rechazados por discográficas, todo hay que decirlo) una buena forma de promocionarse es la distribución gratuita por Internet (mejor medio que encasquetar maketas a los del barrio) y probablemente la única. A través de Hispasonic he encontrado algunas buenas canciones hechas en casa con un simple ordenador. (yo también he hecho mis pinitos, aunque todo bastante lamentable)