sábado, 3 de diciembre de 2005

Tropezones mediáticos / II: San Mariano & the Lost Souls

Me satisface que poco a poco se vaya disipando la polvareda conspiratoria en torno al M. V. N. I. -el incidente aéreo sin consecuencias más destacado del año-, y se descarten las hipótesis paranoides sobre el supuesto impacto de supuestos objetos sobre el helicóptero. La espiral de sospecha alcanzó su cota máxima cuando un sagaz comentarista en Escolar.net abrió una nueva línea de investigación al remontarse a un viejo incidente: el del pastor que derribó un helicóptero del ejército de una pedrada en la turbina.
- Es que el cabrón me espantaba las ovejas.
Declaró.
Admitamos que Rajoy contribuyó admirablemente a la tranquilidad general cuando dijo haber tenido "una mezcla de conocimiento e intuición" (Kant hubiera alucinado) que le advirtió del inminente impacto. Me veo obligado a reconocer, en contra de mis simpatías, que este asombroso sexto sentido -que la parapsicología llama precognición- puede ser en un estadista un superpoder mucho más valioso que el supertalante, siempre que caiga en las manos adecuadas y no se utilice para hacer el Mal. Deseamos con toda sinceridad que no haya secuelas traumáticas y que su jefe de prensa no se vea obligado a sedarle antes de un vuelo (como al del Equipo A, decía Buenafuente) o a llamar a un taxi, siguiendo los pasos del entrañable y campechano presidente cántabro.

La mala noticia del día -se veía venir- es que definitivamente han chapado el limbo. No le veo la gracia al asunto, y me sumo a los emergentes movimientos de protesta. Ante todo porque me preocupa la suerte de todos esos millones de almas que exigirán ser realojadas en algún sitio, y no creo que en el purgatorio haya pisos de protección oficial para todas: téngase en cuenta que el limbo albergaba las almas no sólo de los niños sin bautizar (limbus parvulorum), sino también las de aquellos infelices que, aún siendo buena gente, nacieron Antes De Cristo (limbus petrum). Y si se les ocurre reclamar la okupación del Más Acá, donde ya tenemos bastantes problemas de integración intercultural, habrá que vérselas con una legión de ectoplasmas sin papeles que intentarán ganarse la no-vida como buenamente puedan, a salto de mata y sin respetar nuestros arraigados usos y costumbres: arrastrarán sus cadenas por los pasillos de la Seguridad Social, aullarán (auténticas) cacofonías en el top manta, se hacinarán en vuestro frigorífico, y harán batir las contraventanas en medio de la noche, mientras el dial de vuestro transistor se mueve solo, zzz, zzz, a uno y otro lado con la espasmódica inquietud de una cucaracha, para terminar siempre, obsesiva y tenazmente, sintonizando la COPE.

Y, entonces, ¿a quién váis a llamar?

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