viernes, 15 de septiembre de 2006

Cruceros

Supongamos (aunque el esfuerzo sea épico) que tenemos unos días de vacaciones en septiembre, mucho dinero (ya os lo advertí), y, no obstante, no sabemos qué hacer. Una vez más, La Marmitácora tiene la solución: un crucero. Así es, amigos. Olvidaos de jubilados con collares hawaianos: hoy el concepto del crucero temático ha terminado con esos estereotipos infundados. No importa quién o qué seáis: existe un crucero temático para vosotros. Su venerable precedente fueron los booze cruises (cruceros para bebedores) que surcaron el Misisipi allá por los años veinte, durante la ley seca. Ahora los hay para parejas, solteros, gays, naturistas, para embarazadas y para discapacitados, cruceros gastronómicos, cruceros consagrados al baile de salón, al vino y al mus, al cicloturismo y al golf, parques temáticos Disney por las Bahamas y casinos flotantes con clases magistrales de arte a cargo de experto de Sotheby´s.
Pero si las condiciones no os lo permiten, siempre podéis embarcaros en la lectura de Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (2003) de David Foster Wallace, recomendación que añado a modo de bonus track a las de la entrada previa. Aquí tenéis un entrañable extracto de su experiencia a bordo de uno de esos grotescos cetáceos turísticos.

"9:30 h.(...)La biblioteca del Nadir tiene esos juegos baratos de ajedrez de Parker Brothers con piezas de plástico huecas que deben gustarle a todo buen jugador de ajedrez. Yo no soy ni la mitad de bueno al ajedrez que al ping-pong, pero soy bastante bueno de todos modos. La mayor parte del tiempo que paso en el Nadir juego al ajedrez conmigo mismo (no es tan aburrido como parece), porque he llegado a la conclusión -sin ánimo de ofender- que la clase de gente que va a Megacruceros 7NC no suelen jugar muy bien al ajedrez.
Hoy, sin emb
argo, es el día en que una niña de nueve años me hace mate en veintitrés movimientos. No nos detengamos mucho en esto. La niña se llama Deirdre. es uno de los pocos niños a bordo que no han sido escondidos en la Guardería de Día de la cubierta 4. La madre de Deirdre nunca la deja en la guardería pero tampoco se separa nunca de ella y tiene esa mueca sin labios y esa mirada afilada de las madres cuya criatura es excepcionalmente buena en algo.
Probablemente tendría
que darme cuenta de ésta y ciertamente de otras señales de humillación inminente en el momento en que la niña se acerca mientras estoy simulando una partida imaginaria en que ambas partes emplean la defensa india de dama, me tira de la manga y me pregunta si quiero jugar. Me tira muy fuerte, me llama señor y pone unos ojos del tamaño de bandejas para bocadillos. En retrospectiva, se me ocurre que aquella niña era un poco demasiado alta para tener nueve años, tenía un aspecto fatigado, los hombros caídos, de una forma característyica de chicas mucho mayores, una especie de mala postura mental. Por muy buena que fuera al ajedrez, no era una niña feliz. No creo que entre ambas cosas haya una relación directa.
Deirdre coge
una silla y me dice que habitualmente le gusta jugar con las negras y me informa de que en muchas culturas el negro es tanático o mórbido pero también es el equivalente espiritual de lo que representa el blanco en Estados Unidos y que en esas otras culturas el blanco es el color mórbido. Le digo que ya lo sé. Empezamos. Adelanto algunos peones y Deirdre saca un caballo. La madre de Deirdre mira la partida de pie desde detrás de la silla de la niña. Al cabo de pocos segundos ya sé que odio a esta madre. Es como una madre explotadora de estrella del ajedrez. Deirdre parece buena chica. he jugado antes con niños precoces y por lo menos Deirdre no grita ni sonríe con petulancia. En todo caso, parece un poco triste de que yo no le dé un poco más de juego.
Mi primer presentimiento de
peligro viene en el cuarto movimiento, cuando hago un fianchetto y usa el término de forma correcta llamándome nuevamente señor. La segunda señal ominosa es que no para de llevar la manita inconscientemente a un lado del tablero después de cada movimiento, señal de que ha jugado con reloj. Ella contraataca con una maniobra habilísima del caballo de rey, me atrapa la reina en el duodécimo movimiento y después de eso ya es mera cuestión de tiempo. No importa. Ni siquiera empecé a jugar al ajedrez hasta los veintimuchos. En el movimiento 17 tres personas desesperadamente ancianas y por lo visto emparentadas entre sí vienen tambaleándose y miran cómo sacrifico una torre y empieza la verdadera matanza. No importa. Ni Deirdre ni su repulsiva madre sonríen cuando se termina. Yo sonrío por todos. Ninguno de nosotros dice nada de volver a jugar mañana.

9:45-10:00 h. Regreso un momento para recobrar energías psíquicas al camarote 1009. Me como cuatro piezas de una fruta que es como una mandarina más pequeña y más dulce y veo por quinta vez en lo que va de semana a los velocirraptores persiguiendo a los niños precoces en la secuencia de la cocina reluciente del instituto de Parque jurásico, sintiendo esta vez una simpatía sin precedentes por los velocirraptores."

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Los dos primeros párrafos son dignos de Ray loriga, es decir, una basura. Cuando me lea los dos siguientes ya te cuento.

Pablo dijo...

...y luego le llaman a uno martillo de herejes... dale una oportudidad, for gods´sake.

Anónimo dijo...

Hola Pablo!

Deja por algún lado tu email (o escríbeme al mío) para que te pueda enviar el boceto del logo; aún habría que hacer modificaciones antes de llegar al definitivo, pero para hacernos una idea creo que puede valer. Un abrazo y a ver cuándo te vienes por Santander.

Nacho

evandruss@hotmail.com

Pablo dijo...

Saludos, Nacho... ya mismo te escribo y te cuento cómo va la cosa.

raúl solera dijo...

Con tipejos de la calaña de LDG a uno le da miedo abrir la boca, iba a decir algo, pero mejor me quedo calladito.

Anónimo dijo...

Calladito estás mucho más guapa...

Anónimo dijo...

mi amolll...

Anónimo dijo...

Estimado Lord of darkness tralarí:

Si Ray Loriga no fuese un personaje mediático, si no alternase con rockeros, farándula cinematográfica y demás gentes de mal vivir, si fuese un pobre sesentón bigotudo de algún país ex-comunista, vestido con pantalón de pana y jersey de pico, ¿le tendríais tanto gato? Por supuesto que sus primeras novelas son cagallones para adolescentes llenos de granos y petulancia, pero dale una oportunidad a lo que ha hecho en los últimos diez años.
Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Me leí "Tokio Ya No Nos Quiere", que es más reciente.
En defensa de Ray hay que decir que ha mejorado.
En su demérito, partía de una base tan patética que la mejora no ha conseguido hacer de él un buen escritor.
En su defensa, otra vez, que he visto un par de entrevistas con el y me parece un tipo extremadamente simpático e inteligente. Pero eso no me hará juzgarle con menos frialdad.
Por otro lado, no me guían criterios estéticos. Gorki, por poner un ejemplo, era un intelectual denso y poco dado a la farándula y me parece un soberano peñazo. Lo mismo podemos decir de muchos otros. Bastantes, españoles.
Si eres malo eres malo. No hay que preocuparse, en este país es casi una garantía de éxito...